EL V PODER
POR RODRIGO AGUILERA MORALES
El juego de los jerarcas priistas ---en el que si se aprecia con cuidado se encuentran las "huellas digitales" de viejos lobos de mar como Rafael González Pimienta--- fue sencillo en la conformación de planillas: Pedir "tercias" de propuestas para integrar la planilla de Andrés González Palomera a sectores y organizaciones. Una vez recibidas las mismas "echar al asador" (filtrar el nombre) a las y los propuestos y observar las reacciones tanto de la ciudadanía como de la militancia tricolor.
Con ese sencillo método se ha ido eliminando de las listas escritas a lápiz aún, a decenas de aspirantes. Los motivos van desde la edad, el género, la potencial rentabilidad electoral y hasta trapos sucios y esqueletos en el clóset que los hagan poco rentables.
Así se llegó a un "borrador final" dado a conocer al detalle en SIEMPRE LIBRES por el colega Rubén Gómez Bernal "Matanchén" en esta semana. La "acogida" a la planilla "definitiva" que no es tal fue desastrosa, por lo que los que mandan en el PRI debieron recular y ponerse a trabajar en una oncena alternativa de la cual se partirá para que mañana domingo, al "dos para la hora" se dé a conocer el nombre de quienes serán inscritos ante el Instituto Electoral del estado.
Hasta el Ultimo Momento
se Sabrá Como Quedó
Se llegó el plazo que tanto esperaron quienes quieren ver su nombre en la boleta electoral junto al logotipo del PRI y a Andrés González Palomera. Fuentes de muy muy muy alto nivel en el PRI regional y estatal confirmaron que todavía ayer hasta el cierre de la presente edición de SIEMPRE LIBRES y durante todo el día de hoy seguirán las negociaciones porque los "nominados" unificaron al PRI Vallarta ---en su contra---.
Con tres bajas sensibles ya en David De la Rosa, Francisco Sánchez Peña y Gilberto Lorenzo (más las que se acumulen) los priistas no quieren causar una desbandada al conocerse una planilla mal confeccionada por lo que están de nuevo en el tachar y reubicar nombres y, claro, añadir a quienes estaban dejando fuera.
Los Factores
Javier y Roberto
Dentro de las muchas y muchos que quedaron fuera hay errores que cuestan elecciones, como no sumar al ex alcalde, ex dirigente municipal del PRI y ex diputado local y federal Javier Bravo Carbajal, Javier fue el último priista que ganó un proceso interno y de ahí se catapultó a la elección constitucional con una ventaja que nunca perdería. En la presente planilla el dirigente de la CNOP, Iván Bravo, hermano de Javier había quedado fuera de los listados pero al parecer ya está de vuelta al juego. Otro de los que no deben quedar fuera del reparto del pastel es el Maestro Roberto González, dirigente de Democracia Social y uno de los cuadros políticos más rentables del PRI al grado de haber sido finalista en la contienda interna de 2009 a la alcaldía de Puerto Vallarta. Roberto tiene una enorme experiencia en el servicio público en los tres niveles de gobierno y además ha consolidado una organización moderna, eficiente y sólida que privilegia la formación de cuadros.
Paco Sánchez
Hizo historia
El médico y empresario Francisco Sánchez Peña cumplió el primero de los objetivos que se marcó al iniciar su proyecto para contender en este 2015: Ser el primer vallartense en buscar la Presidencia Municipal por la vía independiente. Paco fue el único de los que se inscribieron en el puerto que logró sortear la aduana de la entrega de casi cuatro mil firmas respaldando su aspiración. Sánchez Peña y su equipo metieron casi seis mil a validar logrando con mucho el requisito. Ahora Paco va por una nueva meta histórica y no quiere una participación testimonial: Va por el triunfo y afirma que el haber logrado cubrir el trámite lo coloca en una inmejorable situación de arranque al ser el único de los participantes validado por la ciudadanía.
¿Cómo es el o la
Candidat@ ideal?
Esta es la pregunta que todavía deben estar formulándose en las sedes de aquellos partidos que aún no han designado a sus candidatos en cualquiera de las diferentes citas electorales con que nos encontraremos este año.
A la búsqueda del candidato ideal hay que sumar diversos factores. Las diferencias de cada elección, la mala imagen que tiene la sociedad de los partidos y los políticos acrecentada por los numerosos casos de corrupción (política, institucional, financiera…) o el contexto creado por la entrada de nuevas formaciones que amenazan el statu quo, son algunos de los factores que crean una ecuación de difícil solución. Además este último punto provoca un curioso fenómeno: por un lado, existe un hartazgo hacia una “vieja” forma de hacer política y desideologización partidista, mientras, por otro, se produce una repolitización de la sociedad.
Aunque no existe una fórmula mágica extrapolable a todas las contiendas electorales, sí que podemos trazar una serie de cualidades y aptitudes que no deben faltar en la construcción simbólica del candidato perfecto.
Superado el debate de si el buen político nace o se hace (ambas cosas, pues aunque un candidato posea una serie de cualidades innatas, necesita modelarlas con técnicas y destrezas), las investigaciones sobre las cualidades que los ciudadanos consideran más importantes desde hace medio siglo coinciden en el siguiente perfil: honestidad, competencia, integridad, capacidad de liderazgo y energía. Comunicar esas cualidades significa demostrar carácter, credibilidad (basada en la honradez y la experiencia) y dinamismo (percepción del candidato como activo y positivo).
Pero también nos encontramos con otras actitudes para conectar con la gente que son bien valoradas como la cercanía, la humildad, el sentido del humor, oratoria (hablar el lenguaje de los ciudadanos), la inteligencia emocional y la capacidad de emocionar y empatizar, talento para ilusionar, motivar, saber escuchar, etcétera.
Igual que hay atributos racionales y emocionales, el candidato es la suma de sus cualidades profesionales -que afectan a su capacidad para ejercer un cargo (¿está preparado? ¿tiene experiencia? ¿y capacidad analítica? ¿es buen gestor?)- como personales –que infieren su idoneidad para el mismo ¿puedo confiar en él?-.
Junto a estos atributos hay otros que son propios de cada candidato, un valor que le diferencia del resto de adversarios (hombre o mujer hecho a sí mismo, empresario de éxito, amplia trayectoria en el activismo social…) y construye su relato personal.
Y luego está la cuestión de la imagen. Un candidato puede ganar votos gracias a su imagen o, al menos, intentar no perderlos, pero no se puede pretender aparentar lo que no se es. La imagen tiene que ser el reflejo de una persona, mantener coherencia con lo que decimos y hacemos, no un disfraz de marketing político.
Pero el candidato no lo es todo. También es fundamental su equipo, las personas de las que se rodea, que deben compartir los mismos atributos para que no se conviertan en el punto débil donde atacarle.
Como decíamos al principio, hay que saber leer el contexto electoral y tener en cuenta los factores externos. Podemos cumplir casi todos los requisitos, pero eso no nos garantiza tener el mejor candidato ya que depende de la oferta electoral existente (según cómo sean el resto de oponentes se valora más un perfil que otro) y del momento (¿es tiempo de cambio, se busca un gobernante con talante negociador o la situación es propicia para un liderazgo fuerte?).
Así, es fundamental que contemos con lo que parece una obviedad, pero no lo es tanto puesto que hay que demostrarlo: las ganas de ganar (espíritu de conquista) y una estrategia que defina el escenario electoral que dibuje la hoja de ruta que inclinará la balanza a nuestro favor.
Por último, no debemos olvidarnos que los candidatos no son dueños de cómo les perciben los ciudadanos y, en comunicación política, percepción es realidad, por lo que los esfuerzos deben ir encaminados a transmitir una imagen de la manera más fiel y coherente posible.
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