martes, 19 de diciembre de 2017

Arma el Verde Equipo Sólido con Chava Cosío

EL V PODER
POR RODRIGO AGUILERA MORALES


Arma el Verde
Equipo Sólido
con Chava Cosío

El presidente de la agrupación política Confío en México, Salvador Cosío Gaona, anunció que siempre no irá por una candidatura independiente para contender por la gubernatura de Jalisco.
Contrario a ello, se unirá al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), con el que en enero comenzará a recorrer el Estado en busca de los mejores perfiles para las diferentes candidaturas, tanto la de gobernador como la de alcaldes.
Sin embargo, no descarta que sea él quien se convierta en el candidato del acuerdo entre PVEM-Confío en México.
"Vamos a esperar lo que se escuche de la sociedad, pero si la consulta que se haga encuentra coyuntura, por supuesto que estaremos sumándonos con gusto, después de coordinar el trabajo inicial, que es la plataforma".
En rueda de prensa, declaró que el primer paso de este convenio con el Verde, será elaborar la plataforma y proyecto electoral de preparación, para iniciar con la búsqueda de personas que busquen contender con ambas agrupaciones.
Por su parte, el coordinador del PVEM en Jalisco, Enrique Aubry de Castro Palomino, habló del convenio de colaboración con la agrupación Confío en México, y no descartó que Cosío Gaona sea quien los represente en las próximas elecciones.

Eliseo Cheo Aréchiga
y Alejandra Gómez los
Probables del PVEM

Mientras se definen situaciones como el reparto de espacios, sin duda la incorporación de Salvador Cosío y su estructura al PVEM le permitirá al partido del tucán una competitividad que no se esperaba tener en el proceso en marcha hacia la elección del primero de julio.
En Vallarta y el Distrito 5 el PVEM ya había estudiado las nominaciones de Eliseo "Cheo" Aréchiga a la alcaldía y Alejandra Gómez Cervantes a la diputación federal. Con la llegada de Salvador Cosío, sin duda se convertirán en proyectos que pueden materializarse.

PAN Perdería
por Personalismo
de Ricardo Anaya

Lo que sí podemos adelantar es quién será uno de los grandes perdedores en el 2018: el PAN y su candidato presidencial, Ricardo Anaya.
Con tal de amarrar su candidatura, Anaya cedió al PRD y a la franquicia MC más de la mitad de las candidaturas a diputados federales, lo que ocasionará una gran inconformidad entre las decenas de militantes que se quedaron sin la oportunidad de competir.
La cesión de espacios llegó al absurdo al entregar a MC prácticamente todas las candidaturas a diputaciones federales de Jalisco, un estado que el PAN gobernó durante tres sexenios consecutivos.
Ya de por sí una buena parte de la militancia del PAN estaba lastimada por la salida de Margarita Zavala,consecuencia del agandalle de Anaya.
La inconformidad de las bases panistas se traducirá en votos hacia Margarita, en caso de logre obtener su registro como candidata independiente, o bien hacia el candidato del PRI, José Antonio Meade.
Y en cuanto a las bases perredistas, no vemos cómo se puedan entusiasmar con la campaña de Ricardo Anaya, un personaje completamente ajeno las políticas progresistas.
El solitario arranque de precampaña de Anaya, en el municipio de Amealco, Querétaro, es un reflejo de todo lo anterior. ¿En dónde estaban las bases panistas y perredistas? ¿Sus mismos correligionarios le hicieron el vacío?
Una parte de las bases perredistas que están inconformes con el Frente votará por el candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador y otra por Meade.
Eso hará que la elección se convierta en algún momento en una competencia parejera entre López Obrador y Meade, en la cual el voto útil y el voto de los indecisos serán la clave.
Ricardo Anaya está condenado a quedar en el tercer lugar, mientras que el PAN perderá muchos lugares en la Cámara de Diputados, en donde podría pasar de la segunda a la cuarta fuerza política, abajo de Morena y del PRD.
Sería bueno que los panistas empiecen de una vez a definir quién se encargará de levantar los escombros de su partido.

El Decepcionante
Gabinete del Peje

Las ganas, sin escuchar razones, dominan las acciones de Andrés Manuel López Obrador. Generalmente, sobre todo en acciones fundamentales, como fue la sugerencia de sus asesores de no realizar el plantón en Paseo de la Reforma en protesta por el resultado de la elección que le dio a Felipe Calderón la Presidencia por el costo que entrañaría. Como lo advirtieron, aquella protesta que trastocó la actividad económica en la Ciudad de México, se le sigue recordando de manera negativa.
Este tipo de exabruptos políticos no los ha corregido. El gabinete que presentó en el arranque de la precampaña presidencial con el cual gobernaría en caso de llegar a Los Pinos en 2018, es otro de esos ejemplos señeros. Los nombres de su equipo fueron recibidos con respeto, pero valorado en términos generales como un gabinete de segunda división.
La culpa no es de ellos, sino de la necedad de López Obrador por hacer el anuncio el 14 de diciembre, sin quererlo aplazar día más, y por haber dejado sin explicación cuáles fueron los motivos detrás de algunos de los nombramientos. Tal es el caso de Olga Cordero, a quien llevaría como secretaria de Gobernación, que fue un nombramiento que no se entendió por la nula experiencia de la abogada que, antes de ser ministra de la Suprema Corte de Justicia que construyó el ex presidente Ernesto Zedillo en 1995, era notaria. La señora Cordero no está por su experiencia, sino que es el guiño más grande que le ha hecho el puntero en las preferencias electorales, al empresariado. Cordero es la gran pieza de los empresarios en el gabinete de López Obrador, un enlace que les daría confianza y certidumbre de que en caso de llegar a la Presidencia, no habría una cacería de brujas contra ellos.
De cualquier manera, la señora Cordero no le da mayor lustre que el efímero impulso que le dará el nombramiento.
No se entiende por qué López Obrador no mantuvo en reserva los nombramientos en las carteras de Hacienda y Relaciones Exteriores, para poder dar un campanazo nacional e internacional, como sí lo hizo para el cargo de secretario de Seguridad Pública, que en su diseño de Gobierno, volverá a renacer como secretaría y eliminará de la degradación administrativa —con todo su costo y consecuencias— que provocó el Presidente Enrique Peña Nieto al aprobar a su secretario de Gobernación la absorción de esa dependencia. Ese cargo está reservado para Marcelo Ebrard, quien ya lo tuvo, a nivel local, cuando López Obrador gobernó la Ciudad de México.
Las prisas de López Obrador produjeron un gabinete que, en la parte positiva, no presenta un armado a partir de cuotas políticas la parte negativa es la mediocridad, medida en términos de opinión pública. López Obrador presentó lo que tuvo listo el 14 de diciembre. Se apresuró y perdió. El ímpetu, sin razonar, le sigue costando.
CONTACTO: Twitter @RODRIGOAGUILERA Whatsapp: 5583519605 FACE: https://www.facebook.com/ELCUARTOPODER web http://elcu4rtopod3r.blogspot.mx

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