martes, 23 de abril de 2013

Relata Reportera Atropellamiento por Parte de Edil

(Texto de Gabriela Velasco, comunicadora afectada).


Sólo como un antecedente de lo sucedido debo aclarar que  el viernes 19 de abril, cuando se celebraba en todo el mundo el día de la bicicleta, en las vísperas del festejo que organizó Pedalea Vallarta, de un recorrido en bicicleta de la delegación del Pitillal  hasta los arcos del malecón, me fascinaba la idea de celebrar este día,  para mí importante, por el uso común que hago de la bicicleta para transportarme en la ciudad, para trabajar o con uso re creativo.  Terminó el trabajo, salí de grupo ACIR,  estación donde laboro, ubicada sobre Francisco Villa, para dirigirme a Plaza Caracol y hacer una compra antes de regresar a casa.
Alrededor de las 4 de la tarde tomé la avenida Francisco Villa, con la intención de usar la avenida Fluvial Vallarta y llegar a Plaza Caracol, a casi 30 metros del semáforo con cruce entre Francisco Villa y Avenida Los Tules,  al estar la luz en rojo, y los automóviles detenidos decidí cruzar entre los carros para acortar la distancia, fue cuando al pasar los dos carriles que van con dirección hacia la delegación del Pitillal, me impactó un vehículo rojo, al estar los carros detenidos y haberlos ya pasado no consideré que un auto vendría sobre el tercer carril en dirección contraria, sin embargo esta es una acción muy común entre los automovilistas que desean incorporarse a Fluvial Vallarta debido a que los carros delanteros no van en esa dirección, se salen del carril, se adelantan y entonces se incorporan a la avenida del conocido fraccionamiento, para ganar la flecha que al parecer no dura mucho. Tras el impacto sobre la bicicleta,  salí volando sobre el cofre del vehículo, golpeé sobre el vidrio delantero, cuarteando el cristal y caí al asfalto, de manera inmediata me levanté, casi por la reacción de rebote generada con el impacto, no podía creer que había sido atropellada, ya que nada me dolía y no había ningún hueso roto, sangre, ni rasguños, obviamente gracias a que Dios me guardó. Me levanté de manera inmediata, conmocionada por lo sucedido pero consciente en todo momento. Fue entonces cuando me percaté de que quien conducía el auto era la regidora Guadalupe Anaya, ella de manera inmediata salió para auxiliarme, me pidió no moverme, mientras yo repetía una y otra vez que estaba bien. Una unidad de protección Civil que estaba en el semáforo  se acercó para brindar la atención necesaria, afortunadamente estaban cerca, la regidora me hizo sentar en el asiento de su auto, fue donde los elementos de protección civil me preguntaron mi nombre, si podía moverme, mover los ojos, el cuello y si  recordaba mi nombre y a que me dedicaba.
Todo el incidente sucedió tan rápido, la regidora mostraba una cara de preocupación y angustia, a minutos de lo sucedido, me preguntaron que deseaba que se hiciera, yo lo único que sabía era que quería que me revisara un médico y se me realizaran las radiografías necesarias para descartar cualquier lesión y consecuencia. La inmediatez de lo sucedido puso a prueba los procedimientos que deben seguirse en situaciones como estas, donde están involucrados vehículos y ciudadanos. Los elementos de Protección Civil nos escoltaron hasta conocido laboratorio  aledaño a Servicios Públicos Municipales, donde no pudimos obtener los estudios pues necesitábamos la instrucción de un médico primero, que analizara que tipo de radiografías serían necesarias.
En ese momento nos dispusimos a visitar un médico particular, fue cuando hizo presencia el Procurador Municipal, Juan Hernández Jiménez, quien sugirió que visitáramos al doctor Ron, Director de Servicios Médicos Municipales, para que valorara el estado de salud que tenía en ese momento.
Aunque no me pareció tan imparcial esta opción, supongo que ambas, la regidora y yo, accedimos a la sugerencia pues no parecía algo descabellado en el momento, ante la conmoción del hecho ambas queríamos que yo recibiera la atención médica. Al llegar nos atendió un doctor de guardia quien al hacerme preguntas y una revisión concluyó que tenía un politraumatismo simple, que tardaría menos de 15 días en sanar, me pidió hacerme un estudio, que revisó otra doctora pues al regresar ya había cambiado la guardia. Los estudios me fueron practicados en Central Diagnóstica California, al parecer porque tiene convenio con el Ayuntamiento, sin embargo me negué a firmar la petición de estudio que necesitaban, fuese firmada por el empleado o paciente, al señalarle al procurador que  no lo firmaría porque yo no era trabajadora del Ayuntamiento. Las empleadas señalaron que no tuviera desconfianza, que no me lo cargarían a mí sino que el gobierno municipal saldaría el monto, e incluso accedieron a colocarle el sello de pagado antes de realizado el pago.
Para ese entonces la regidora ya no estaba conmigo, su esposo y el Procurador eran quienes daban seguimiento al caso pues la regidora se había retirado mientras yo era analizada por el médico en Servicios Médicos Municipales, al parecer porque se sentía mal por el impacto y la emoción generada con el suceso, que le había remontado tiempo atrás,  a otra experiencia similar.

Lo que escribo no es para exhibir a la regidora, quien supongo, lamenta los hechos, aunque en ningún momento haya aceptado que se salió de su carril para incorporarse a Fluvial Vallarta. Me he entrevistado con personas que han corroborado lo sucedido y han señalado que la regidora imprudencialmente quiso ganar la flecha, que vieron como salí expulsada de la bicicleta y se sorprenden que no haya presentado ninguna fractura, pero están dispuestos a corroborar lo que he narrado,  pues esperaban en sus vehículos detenidos por la luz roja.
Lo que me parece irregular es que sean utilizados los recursos del municipio para la atención de un asunto particular, un hecho que  al parecer nunca existió, pues fue omitido del boletín de parte de Bomberos del día 19 de abril, cuando regularmente se consignan  en estos reportes, hasta las falsas alarmas, como es de conocimiento de los colegas que  cubren la fuente policiaca y quienes se habrán podido percatar de ello.
En esta ocasión fue omitido también por Seguridad Pública y  Tránsito, por el simple hecho de que nunca se les llamó, los elementos de Protección Civil no informaron a Tránsito de lo sucedido, los protocolos que deben llevar a cabo las autoridades, no se cumplieron,  preguntar a quien acaba de ser impactado  por un vehículo, qué es lo que desea hacer, no creo que se encuentre en el reglamento de vialidad del estado o el municipio.
Mi bicicleta fue llevada a la Subestación de Bomberos, donde permanece hasta hoy porque no he tenido tiempo para recogerla o saber si le pasó algo,  y eso es lo de menos,  una bicicleta panadera, de fierro duro difícilmente sufre en situaciones como ésta, pero lo que no se puede dejar de lado es que además de que no se le notificó a tránsito municipal, no se elaboró un boletín de parte al respecto, el vehículo no fue asegurado mientras se llevaba a cabo una investigación o se definía si efectivamente yo me atravesé al carro o el carro salió de su carril, no hubo una reunión conciliatoria donde se decidiera quien causó lo sucedido y cuáles serían las acciones a tomar, no hubo un croquis de ubicación de cómo fueron encontrados los vehículos y mucho menos el atropellado, que pudo haber tenido cualquier apellido; Pérez, Gutiérrez, González, Martínez, Palomares… que pudo haberse dedicado a cualquier cosa, albañil, estudiante, comerciante, maestro… afortunadamente en este caso fue una reportera, alguien que quizás tiene foro para decir lo sucedido pero, y ¿si no hubiese sido así?.
Cuando hay discrecionalidad difícilmente puede haber confianza. El viernes pasado la postura de la regidora, que me fue presentada a través del Procurador Social, fue que ella no había tenido la culpa, pero  que no presentaría cargos por el carro, aún así sugería que ambos firmáramos una carta de desistimiento para que cada uno asumiera sus gastos, ella por el vehículo y yo por mi bicicleta, esto al haberse percatado de que yo estaba aparentemente bien de salud y antes de continuar con una reunión para firmar el documento el lunes. Ante la petición de una reunión para tal fin aseguré que les buscaría hoy.
Hoy sin haber recibido ninguna llamada de parte de la regidora para conocer mi estado de salud, me la encontré en el pasillo, la salude y preguntó cómo me sentía, ratificó su disposición a ayudarme y me proporcionó su teléfono, ante la urgencia de su trabajo regresó a una reunión de comisión, al informarle que me realizaría una segunda revisión en un particular sólo para descartar golpes internos  le buscaría para analizar el tema. Horas después cuando le sugerí que me ayudase al pago de los estudios sugirió que yo pagare la mitad y ella el resto, sujeto a sentarnos a analizar la situación.
Mi postura es respetuosa de la regidora y esperando poder encontrar conciliación en el tema, asunto que sólo le competirá a la regidora y esta reportera, pero deseo externar que cada ciudadano debe estar seguro de que en caso de sufrir algún accidente, se seguirán los procesos adecuados y correctos para garantizar que los hechos se esclarezcan y es la autoridad quien debe encargarse de que así sea.

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