EL V
PODER
POR
RODRIGO AGUILERA MORALES
Ni va El Cepillo, Ni
irá "El Mochilas"
Viene Interna de MC
La falta
de huevos de Enrique Alfaro queda perfectamente definida con lo que va a pasar
en Vallarta. Como el panzón pelón de Tlajomulco no tiene liderazgo ni voluntad
y no pudo ni con su matrimonio, tampoco pudo poner orden en Vallarta y el
Distrito Cinco.
¿Qué va a
pasar? Ni Dávalos ni Mochilas tendrán lo que Alfaro les prometió a cada uno.
Los dos pesos pesados del MC en la región no merecen respeto del loco que ya se
siente no solo Gobernador, Presidente de la República. El resultado: Cepillo y
Mochilas, Mochilas y Cepillo, Se tendrán que enfrentar en una elección interna.
Ambos
bandos ya se preparan para lo que viene. La historia reciente de los procesos
internos en partidos políticos dominantes en Vallarta apuntan a ruptura.
Ruptura y derrota. En 2006, el PRI Vallarta enfrentó en un proceso interno a
Javier Bravo (quien a la postre sería ganador y alcalde), José Luis Díaz
Borioli, Juan Carlos Castro Almaguer, Heriberto Sánchez Ruiz y Andrés González
Palomera.
El
resultado fue la ruptura total del PRI. Heriberto se fue al Perderé y logró ser
regidor y los tricolores perdieron los votos con los que la elección se les
iría de las manos en 2012.
En 2012
los panistas se fueron a una elección interna. El PAN se desmoronó con el
encontronazo entre los corruptos que apoyaron a Muñoz Vargas (y perdieron) y
los que querían un cambio y apoyaron a "Mochilas".
En 2015
el PAN tuvo otra interna. Manuel González Farrera fue robado por Pericoco
Cuebabas. El resultado en las urnas fue el peor para el PAN en su historia y,
además, la deserción de sus regidores hacia MC.
Ese
escenario, el de una interna violenta y de pronóstico reservado, es el que
Alfaro le ha reservado al MC Vallarta.
Como no pudo lograr un acuerdo, ahora los manda a
pelear. El resultado será una derrota para el pelón. Como a ninguno apoyó,
ninguno sentirá compromiso con él. Apuesto pesos contra tostones.
Surge Augusto "Tito"
Alcaraz Como
el Pre
Candidato de Meade
El 2018
está ya aquí y, sin duda, la elección más importante del primero de julio
próximo es la de Presidente de la República. Ya se ha escrito en este espacio
que, por donde se le vea, José Antonio Meade Kuribreña, actual Secretario de
Hacienda es el prospecto más sólido y definido para alzarse, primero, con la
candidatura del PRI a Los Pinos y segundo, con una sólida y clara victoria
electoral.
Desde
hace meses el Peje (quien lideraba encuestas desde hace dos lustros al menos)
ha venido perdiendo empuje y, además, va quedando claro que la mayoría de las y
los mexicanos quieren a una persona conciliadora, cuerda, con experiencia y no
corrupta en Los Pinos. Ese individuo parece quedar perfectamente definido en
Pepe Toño Meade, ya que él ha sido Secretario de Estado en gobiernos del PAN y
el PRI y, además, cuenta con el respaldo de líderes históricos de la política
nacional como es el caso de don Augusto Gómez Villanueva, literalmente, uno de
los "últimos dinosaurios" de la política.
Como
Meade. quien es una hechura de Gómez Villanueva, "Tito" Alcaraz ha
formado parte de esa escudería en la que también han participado, entre otros,
Rafael González Pimienta (nada más y nada menos). Augusto Gómez Villanueva
encuadra ahora, de forma moderna, al "tapado" al "Caballo
Negro" que puede asumir una candidatura sin que se le vea venir o se le
espere.
Con su
perfil conciliador, académico (ha sido director en Cecytej y en Conalep)
Augusto es una de las pocas opciones que le daría al priismo vallartense
unidad.
Esa
vocación de unidad está siendo fuertemente observada desde el CEN del PRI al
ser Vallarta una de las cien ciudades prioritarias hacia el 2018.
Celebraré en 2018
Treinta Años el
el Periodismo
Mi primer
campaña y primeros textos de análisis políticos vinieron de la campaña
Presidencial de 1988. Yo apoyé a Manuel Clouthier (+). Ser panista requería,
como ser periodista, muchos huevos. Me tocaron los años del panismo puro.
Perder con Clouthier, con Diego (1994) y luego ganar con --una alianza, con el
Verde- con Fox en el 2000.
Pero en
el camino aprendí que las alianzas son la más clara expresión de democracia.
Fue la primera alianza PRD-PAN la que le dio al padre del actual gobernador de
Nayarit su paso a la historia. Y fue en los años en que aliarse al PAN era
mortal; peor que el contagio de la peste.
Hoy, para
el PRD, aliarse al PAN es vital; signo de victoria, cambio y supervivencia.
Lo que
pocos recuerdan es que durante más de una década –de 1988 al año 2000–, el PRD
censuró severamente las alianzas del PAN con el PRI, que eran satanizadas como
“la mafia PRI-AN”.
Esa
alianza también fue madre del motejo preferido de AMLO; la “mafia del poder”,
que con el tiempo se convirtió en la mayor ofensa para explicar los cogobiernos
pactados entre PRI y PAN.
Hoy,
pocos “millennials” y algunos “idiotas útiles” no saben y no les importa
enterarse que luego de la elección presidencial de 1988, el PAN de Luis H.
Álvarez, Diego Fernández y Carlos Castillo pactaron la “legitimidad del
gobierno de Carlos Salinas”, lo que en los hechos significó avalar el supuesto
fraude electoral cometido por el PRI, contra el PRD de Cuauhtémoc Cárdenas.
Es decir,
que los entonces jefes del PAN pactaron una suerte de cogobierno con el PRI de
Salinas, a cambio de que “el jefe de la mafia del poder” apoyara una reforma
electoral a modo de Acción Nacional y que entregara al partido azul los
gobiernos estatales de Baja California, Jalisco y Guanajuato.
Esa
alianza mayor –verdadero cogobierno del PAN con el PRI–, fue el paradigma que
hizo posible la transición democrática y la alternancia en el poder –entre 1996
y el año 2000–, que permitió el arribo del PRD al poder en el DF y del PAN a
Los Pinos.
Como era
normal en un cambio de esa envergadura, un sector del PAN –el Foro
Doctrinario–, censuró la alianza PAN-PRI y años después los renegados azules
terminaron como aliado de AMLO.
A su vez,
los ideólogos azules explicaron la alianza PAN-PRI como una victorias cultural
de la “política total”, que no era otra cosa que alcanzar el poder mediante la
derrota del PRI desde dentro del PRI.
El tiempo
dio la razón al PAN, que rebasó al PRD de Cárdenas y de AMLO y que en el año
2000 llegó al poder gracias a otra alianza con el PRI; el de Ernesto Zedillo. Y
es que luego del pacto PAN-PRI que dio estabilidad al cuestionado gobierno de
Salinas, el PAN también sirvió para estabilizar al PRI de Zedillo, luego de los
crímenes políticos de Colosio y Ruiz Massieu.
Con
Zedillo, incluso, el PAN ensayó un cogobierno más profundo –con uno de los
suyos, al fallido Antonio Lozano–, al que impuso como titular de la PGR. En esa
negociación la figura central se llama Diego Fernández de Cevallos quien
curiosamente hoy censura a los senadores azules “rebeldes” contra la dictadura
de Ricardo Anaya por colaboracionistas del PRI.
Lo
curioso, ridículo y de risa loca es que 30 años después de las
“concertacesiones” de PRI y PAN –mismas que aquí revelamos hace 30 años–,
panistas bisoños como Ricardo Anaya se asustan de una alianza menor del PRI con
un pequeño grupo de senadores del PAN, que sólo buscaban estabilizar el
Congreso. Peor, Anaya los acusó de traidores y hasta los amenazan con la
expulsión.
Con la
lógica que hoy utiliza Ricardo Anaya, hace 30 años los señores Luis H. Álvarez,
Diego Fernández, Carlos Castillo y otros que impulsaron la alianza del PAN con
los gobiernos de Salinas y Zedillo, no sólo habrían sido expulsados del partido
azul, sino quemados en leña verde.
Pero la
doble moral también aparece en el PRD, cuyos jefes de hoy se aliaron con el PAN
que –hace tres décadas–, avaló “el fraude” de 1988. Más aún, en 1999, López
Obrador impulsó la primera alianza del PRD ganadora con el PAN, que hizo
gobernador a Antonio Echavarría, en Nayarit.
Hoy, ya
dueño de Morena, Obrador sataniza al PAN y cuestiona la alianza PAN-PRD; cuando
él mismo abrió la puerta para esas alianzas “contranatura”.
Lo cierto
es que desde la experiencia de Nayarit en 1999, a la fecha, el PAN y el PRD han
pactado más de 20 alianzas estatales, la mayoría con un saldo desastroso que
terminó en gobiernos corruptos, rapaces y hasta criminales.
Algunos
ejemplos son los de Chiapas con Pablo Salazar; Guerrero, de Ángel Aguirre y
Oaxaca, con Gabino Cué. Hoy están en funciones gobernadores aliancistas fracasados
desde el arranque, como Javier Corral, a quien hasta su aliado fundamental,
AMLO, lo considera un fracaso.
¡No se
equivoquen…! El problema no son las alianzas, sean entre el PRI y el PAN de
ayer o entre el PAN y el PRD de hoy. No, ni las alianzas de ayer no fueron
perversas ni las de hoy lo son.
Lo
cuestionable es el engaño y las mentiras de ayer y de hoy; lo censurable es que
las alianzas no han servido a los ciudadanos sino que han sido instrumento de
partidos y políticos deshonestos para alcanzar “el poder por el poder”.
CONTACTO: Twitter @RODRIGOAGUILERA
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