EL V PODER
POR RODRIGO AGUILERA MORALES
Arturo Dávalos
Hacia el 2018
Bien entrado en el quinto mes de su Gobierno, el Presidente Municipal de Puerto Vallarta, ingeniero Arturo Dávalos Peña sin duda alguna merece una calificación más que aprobatoria en su gestión. En lo particular, yo le daría sin dudarlo y en términos escolares, un diez.
El popular "Cepillo" ha venido enfrentando con voluntad y oficio político decenas de problemas que le heredaron alcaldes anteriores: Endeudamiento, concesiones que se dirimen en tribunales, laudos laborales, juicios multimillonarios, carencias de todo tipo en prestación de Servicios básicos como limpia y seguridad, escándalos que ni debía ni temía (como la presunta "venta de la montaña", las clausuras de ramadas, los ceses de policías por control de confianza, por mencionar solo algunos).
A pesar de todos los pesares el 2016 lo arrancó Dávalos Peña con mucha obra pública, con programas sociales que se expandirán hacia nuevas y nuevos beneficiarios, gestión para la adquisición de unidades de recolección de basura y un rechazo total a la corrupción que pudiera darse entre sus colaboradores.
Pero algo falta en su Gobierno y la principal falla es la operación política. El alcalde debe salir a apagar fuegos un día sí y otro también mientras que su Gobierno no luce lo que debiera por choques entre grupos al interior del partido que lo postuló, Movimiento Ciudadano y una estrategia de Comunicación Social que se parte entre lo que la empresa alfarista "La Covacha" hace y la oficina de prensa municipal opera.
Con el juego de la reelección en marcha, porque sin duda ese es el objetivo político número uno de Dávalos, el Presidente Municipal prepara ya un ajuste a la maquinaria para retomar el aspecto de control político que requiere el municipio. Es inconcebible que un alcalde carezca del respaldo de un instituto --o al menos así parece-- en el que el "líder moral" (Enrique Alfaro) nomás no pone orden y sí provoca que haya ruido que impide que los logros del Cepillo se escuchen fuerte.
Alfaro no puede con Guadalajara y menos controlará municipios como Vallarta. El alcalde Arturo Dávalos debe sacudirse esa sombra y tomar la rienda política del proceso 2018 antes de que sea muy tarde.
El Desgaste de Alfaro:
Caudillismo, Soberbia
y Carencia de Talento
Hablando de Alfaro y su camarilla, el desgaste en Guadalajara sigue, a los choques con ambulantes y comerciantes (que devolvieron los stands de un metro cuadrado que les dieron para que ofertaran sus productos) le siguen ahora la anulación de compras decididas previamente por la Comisión de Adquisiciones del mismo ayuntamiento. La administración de Guadalajara depende excesivamente del presidente; el equipo de confianza, como quedó demostrado en estas acciones, es demasiado pequeño y el resto no es de mucha ayuda.
Una de las dudas que surgieron desde que Enrique Alfaro anunció que competiría por Guadalajara era si el equipo con el que había gestionado Tlajomulco era suficiente para gobernar la capital. La duda se incrementó cuando Movimiento Ciudadano ganó cuatro de los cinco municipios metropolitanos, pues el equipo necesariamente tendría que dividirse. Al estilo de liderazgo radial de Enrique Alfaro (opera como un Sol alrededor del cual giran todos los funcionarios) hay que añadirle la escasez de planetas y el exceso de asteroides, es decir, hay muy pocos funcionarios tomando decisiones y muchos tratando sólo de adivinar el pensamiento del líder.
La decisión del alcalde de desconocer las resoluciones de su comité de adquisiciones es más grave por lo que representa, por lo que muestra, que por los 30 millones de pesos asignados. Vetar, revocar, echar para atrás las decisiones del Comité de Adquisiciones no es suficiente. Si Alfaro tomó esta decisión fue porque efectivamente había irregularidades en los procesos de compra, y esas decisiones tienen nombres y apellidos. La implacable rectitud que el alcalde exige en el discurso no puede quedar en la práctica sólo en un borrón y cuenta nueva, pues eso terminará igualándolo con todo lo que atinadamente ha criticado de administraciones anteriores.
El regidor priista Ricardo Villanueva ha señalado que la licitación para el arrendamiento de patrullas para la Policía de Guadalajara presenta vicios de origen y está más que dirigido (a las especificaciones de comprar que presentó la corporación sólo le falta poner el nombre del proveedor) y deja completamente abierto el monto de los seguros, un renglón en el que los arrendadores suelen encajar el colmillo. De no cuidarse, este proceso de arrendamiento podría convertirse en el primer escándalo de la administración alfarista.
Algo no está funcionando en el equipo del alcalde de Guadalajara, una burocracia llana y mareada de poder. Gobernar Guadalajara requiere un alcalde fuerte, pero también un equipo eficiente y suficiente
Bendiciones Inútiles:
Bergoglio en México
Cuando el papa Francisco abandonó la capital de la República después de haber repartido sus generosas bendiciones a diestra y siniestra, me percaté que el pueblo de México había cambiado radicalmente impregnándose de una ética constructiva y contagiosa que modificaba el rostro de la nación. Me convencí más que nunca de que Karl Marx era un calumniador al sostener que “la religión es el opio de los pueblos.” ¡Qué equivocado estaba ese filósofo llamado a cambiar los conceptos de la riqueza del mundo entero! Bastó que un hombre llamado “Su Santidad” o “Supremo Pontífice” bendijera a las grandes masas para que se diera el milagro esperado de tiempo atrás por todos los mexicanos.
Personalmente vi, a mi nadie me lo cuenta, cómo los políticos mexicanos, absolutamente todos, los integrantes de los tres Poderes de la Unión y de las entidades federativas, hacían colas interminables en las tesorerías respectivas para devolver el dinero robado. México se convertía de un momento a otro en un país rico. De pronto aparecieron hombres y mujeres liberados después de meses de interminable secuestro. Todo cambiaba. No sólo liberaban a los secuestrados, ¡que va..!, sino que los cuerpos policiacos totalmente arrepentidos dejaban de cobrar mordidas y se abstenían de chantajear a los ciudadanos, de la misma manera que los jueces cerraban herméticamente sus cajones para impedir que abogados y coyotes sobornaran a la autoridad en los juzgados.
En las gasolinerías vendían litros mediditos de 1,000 ml y ya no se estafaba a la clientela. Nadie enajenaba kilos de 800 gramos; los constructores de casas habitación o de edificios de oficinas instalaban varilla en lugar de alambrón; los laboratorios dejaban de vender medicamentos prohibidos por la Organización Mundial de la Salud; los agricultores ya no combatían las plagas con plaguicidas cancerígenos ni utilizaban fertilizantes tóxicos para aumentar el tonelaje de las cosechas; los productores de aves y de ganado ya no alimentaban a sus animales con hormonas para aumentar su peso ni las obligaban a producir más de un huevo al día; se desplomaba el número creciente de asesinatos, las calles se volvían seguras, los médicos ya no operaban a sus pacientes ávidos de pesos sin contar con justificación clínica alguna, los narcotraficantes decidían abandonar los mercados y ya no vendían drogas en las puertas de las escuelas ni en los antros donde concurría la juventud; los sacerdotes ya no se embolsaban las limosnas ni vendían indulgencias y desaparecían los curas pederastas, al igual que se daban de baja los aviadores cansados de atracar al tesoro público. A nadie se le ocurría cometer un solo fraude electoral más. Todos los contribuyentes de los impuestos federales, locales y municipales pagaban con precisión impresionante las cantidades exigidas por la ley. Se acababa la evasión fiscal. De repente desaparecieron mis fantasías de novelista cuando un policía de tránsito me exigió una mordida por estar conduciendo con sólo una mano colocada en el volante.
El efecto gratificante de la bendición papal sólo había servido por unos instantes. Todo seguía igual. La religión sí es, efectivamente, el opio de los pueblos y jamás se podrá reconstruir la estructura ética de los mexicanos salvo que exista un Estado de derecho. Mientras tanto, ya podrían venir mil Papas, las bendiciones serán inútiles.
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jueves, 18 de febrero de 2016
Arturo Dávalos Hacia el 2018
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