Siempre Libres Sección Literaria
Director Héctor Colín
Edición Rodrigo Aguilera
(Se reciben textos al correo rodrigoaguilera@hotmail.com)
Uno de los cuatro vitrales de la sede de la Real Academia de la Lengua en Madrid, dedicado a la Poesía. |
Amar es vivir, es sentir que lo puedes todo y no existe nada
que corrompa el alma, que al despertar ella este contigo, abrazada a ti con su
pecho encimado, besos y caricias recorrer su pelo, perdernos en la cama, que
seamos felices todas las mañanas, un lleno total, gran satisfacción pasión
desenfrenada, amar es vivir, amar es hablar sin decir nada, el recorrer su
cuerpo con tiernas miradas, es decirle todo cuando acaricias con ternura el
alma.
Abrazado en ella con su pecho encimado, besos y caricias
recorrer su pelo, perdernos en la cama, que seamos felices todas las mañanas,
un lleno total, gran satisfacción pasión desenfrenada.
Amar es vivir, amar es sentir que la luna brilla y su rostro
se ilumina, que aunque lejos este la sientes a su lado.
Abrazado en ella con su pecho encimado, besos y caricias
recorrer su pelo, perdernos en la cama, que seamos felices todas las mañanas,
un lleno total, gran satisfacción pasión desenfrenada.
-AMAR ES VIVIR-
(Canción)
de ALFREDO RIVAS
HERNÁNDEZ
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Que equivocado estaba, creyendo que era yo a quien más
amabas, que equivocado estaba porque en tu corazón yo no fui nada, maldita
confusión, me está acabando y destrozando el alma, tendré que hacer algo por
que ni tú ni nadie jamás me verán llorando. Voy
a sobrevivir pues soy inmune a tu veneno desgraciado, Nunca más nadie
dañará mi amor gitano.
Que equivocado
estaba, creyendo que eras tú quien más me adoraba, que equivocado estaba porque
tu corazón me despreciaba. Maldita confusión, me está acabando y destrozando el
alma, tendré que hacer algo por que ni tu ni nadie jamás me verán llorando.
Voy a sobrevivir pues soy inmune a tu
veneno desgraciado, Nunca más nadie dañara mi amor gitano.
-INMUNE-
(Canción)
De ALFREDO RIVAS
HERNÁNDEZ
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"Carne y dolor,
más que razón, es el poeta:
marioneta de Dioses,
esclavo de las Musas...
Dolor y carne, en este
incierto trance que es la vida".
Juan Manuel Gómez
Encarnación.
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Como peces,
como banco de peces,
como nutrido banco de peces.
Uno entre tantos
viendo correr
visto perplejo:
La mancha te lleva
y no sé quién la lleva a ella
o si la llevan, y a dónde.
Bocas que nadan
y no dicen nada,
nadan en la nada
y las palabras se ahogan.
Una junto a la otra,
Sintiéndose, pero ignorándose,
herméticas, sin gesto.
Suben, se aprisionan,
Se quedan quietas.
Las sueltan y nadan
Coléricas, desesperadas,
corren por los pasillos.
Son lo todo
y huelen a todas,
pero se ignoran,
no se conocen;
pero siempre ellas,
ellas.
Es un mundo acuático,
que vive en subsuelo,
sólo salen a respirar
y regresan a los túneles.
Red metálica para sostén,
asientos de fichas de dominó
y un aroma sordo
a fierros heridos.
Las bocas, las bocas, las bocas.
Convulsionan hacia adentro,
se retuercen en interior;
Flotan panza arriba.
-Banco de Bocas-
de Raúl Gibrán
Tenía en los ojos el color de la miel
Que sus pestañas libaban
Y en sus ojos,
A través de sus ojos
Abarque el mar y el precipicio
El horizonte humillado
Por la noche, no fue más que promesa.
Ella heredó el incendio
Del pelo rojo de su padre,
Pero no supo, cuando nació
Que, flor tímida, sólo crecía en ciertas
Tierras pobladas de pájaros
Y estrellas hechas a partir del
Polvo de su cuerpo.
Que esta tierra ocre no merecía
La semilla de sus pasos,
Que Como voluta de humo,
Colgaba soles en el aire.
Agua bebió su cuerpo puro
Como un tazón de leche
La gota se convirtió en río
Que no aparece en los mapas
Corazón creció y dejó
Una muchacha frágil
Como un tulipán recién cortado,
Trémula como una luna sobre el agua
En la cazuela de su pecho pequeño
De peces inquietos
Aprendí de la asfixia
Yo la imaginé desnuda
Libre del tiempo,
Tocada apenas por una voz que decía
"Si te pierdes en ella, no hay regreso"
Y me perdí
Y la quise,
Pero la quise hasta que supe
Que su cepa era buena
Como no quererla pequeña criatura hermosa
Ella no me quiso
Imposible querer a un árbol que no da frutos
No le gustó mi cuerpo de cien kilos
Ni mi nariz enorme ni el pelo que me escasea
No quiso comprender que soy más que el cuerpo
Más mucho más
Perdido en su Oceanía
No pude hacer sino
Adorarla como a un dios doméstico.
-A una Pelirroja-
de Ramón Domínguez
Sí, era su café...
negro como el diablo.
Ese café de negras
y ardientes ojeras
que cada noche
le perturbaba sin descanso
haciendo que su mayor anhelo
fuese poder dormir
y soñar con él,
sin descanso.
Era un fluido
alebrije color caoba
que podía controlarlo
con tan sólo
hacerlo escribir
la metáfora adecuada
que no la palabra inefable
y poniendo
la sonrisa adecuada,
aquél
se lo agradecería.
Porque su café
sabía cómo
hacerle sentir inferior
y humillado en veces
y en otras angustiado
y desesperado
y enfadado.
Pero también se las ingeniaba
para hacerle sentir
vivaz e inspirado
aparte de especial
y creativo
y oportuno
y hasta histérico…
-UNA TAZA DE CAFÉ
BIEN CARGADO-
(Fragmento)
de Ramiro
Arredondo-Hernández
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