martes, 6 de agosto de 2013

“Como que la muerte ya lo estaba esperando”


“Como que la muerte ya lo estaba esperando”, refiriéndose al canadiense Aage Swivat, narra un testimonio

Por Fátima Enciso

“Como que la muerte ya lo estaba esperando”, relató a esta reportera un hombre que fácilmente rebasaba los 50 años; quien pidió guardar el anonimato, fue testigo únicamente de los primeros auxilios que integrantes del cuerpo de Bomberos de Puerto Vallarta brindaron a Aage Swivat de 67 años de edad, originario de Vancouver Canadá, luego de que este lunes a eso de las 11:25 de la mañana resbalara en una rampa de la bocacalle de la Panamá y se precipitara, impactándose letalmente la cabeza contra el suelo.



“Al inicio decían que a lo mejor se había infartado, pero la verdad es que yo estaba aquí cuando los testigos dijeron que no; que él se había resbalado y lo vieron cuando se resbaló y terminó cayendo”, “después de que pasó todo hasta las aguas ‘cortaron’, como que nada más esperaron a que pasara eso”, narra acongojado nuestro declarante que se dijo, si no amigo, sí conocido de Aage Swivat a quien a diario miraba en las inmediaciones del lugar y con quien llevaba un trato cordial.

Evitando comprometer el nombre de terceras personas, el hombre comentó que quienes como él hay más vecinos del lugar que identificaban al canadiense fallecido, e incluso precisó que además en ese momento regresaba de dejar su coche en un taller mecánico que se encuentra muy cerca, siendo el mecánico quien hiciera las llamadas pertinentes tratando de localizar a los allegados de Swivat.

Cuando se le cuestionó si como vecino sabía algo sobre el origen de las aguas en la vialidad, mismas que en el momento ya habían cesado y estaba más seco que nada, presuroso el declarante trajo a colación el Servicio de Agua Potable, Drenaje y Alcantarillado, Seapal Vallarta; ‘no tengo claro de dónde venían pero de repente dejaron de bajar; pero Seapal está trabajando, porque donde quiera se ve que tienen ‘abierto’, ‘últimamente trabajan mucho… eso… eso pudo haber sido; no sé. Ya ve las aguas negras que se derramaron el otro día… pero no creo, no sé’, expresó con más duda que con aquella seguridad con que de inicio mencionó al Organismo.

Sin más qué decir de parte del entrevistado nos despedimos mirando de reojo un par de guantes de latex que quedaron en la escena y que fueron utilizados por los paramédicos cuando brindaron las primeras atenciones a Swivat; los guantes olvidados fueron el tema del día en la colonia, y varios vecinos ya habían ido a ver el lugar para constatar que ahí estaban, como intentando vivir por ellos mismos el instante de la muerte del canadiense Aage.

En busca del origen del escurrimiento

Subimos por la calle Panamá encontrando en el camino a nativos vallartenses que recordaron aquellos tiempos en que por la colonia 5 de Diciembre pululaban los veneros, mismos que en menor cantidad pero ‘siguen brotando de entre el empedrado después de cualquier tormenta’, dicen.

En la cuadra donde se ubica la escuela 15 de Mayo -entre Perú y Colombia- nos aconsejaron avanzar una cuadra más adelante donde brota un venero; la cuadra que se volvieron cuatro y las recorrimos teniendo a la vista sobre la calle Uruguay montículos de tierra producto de las obras de cableado que realiza una empresa que no exhibe membrete en el lugar, resbalando en el empedrado enlamado y chapoteando los pasos cuando interrumpíamos el trayecto del agua que comenzaba a escurrir nuevamente.

Al seguir el hilo de agua que empezaba nuevamente a abrirse camino sobre la calle Colombia esquina con Panamá, llegamos a la parte alta de la calle Uruguay donde encontramos que efectivamente, el agua que encharcó el área donde Aage Swivat resbaló, sale por un pequeño canal que surge de los cimientos de una finca ubicada en inmediaciones del número 422, la cual fue erigida sobre el trayecto de este venero.

Las obras guían el venero a la Panamá

Es verdad también, que las obras de cableado que realizan sobre la calle Uruguay, y especialmente las barricadas que construyeron para evitar que el agua del venero entorpezca sus trabajos, logran desviar el grueso del agua hacia la calle Colombia, tomando por efecto de gravedad, la siguiente cuadra (calle Panamá) para desfogar y llegar hasta el mar, inclusive abarcando el flujo en algunos tramos todo el ancho de la vialidad.

Con risa desesperanzadora recordaron que el único y breve tramo del venero que tiene una cuneta y ayuda a que el agua no se desparrame por la calle, es precisamente el que hicieron los dueños de la finca particular por la que empieza a fluir en la calle Uruguay. Ahí, y hasta concluir exclusivamente la cuadra donde se ubica el domicilio, un canalito guía perfectamente el agua sin que se desparrame empero llegando a la esquina, en la cima de la empinada, ya empieza a desperdigarse, agua que una cuadra abajo está siendo desviada por las mencionadas obras haciendo que por lapsos se inunde indiscriminadamente la calle Panamá.

La denuncia ciudadana

Motivados por la tragedia y el recorrido de la reportera, ya que ‘eso pudo sucederle a cualquiera por las condiciones de nuestras calles enlamadas y olvidadas por los gobiernos’, como llamada de atención, los vecinos de la calle Paraguay solicitaron al gobierno municipal que voltee a ver su calle ya que aseguran que inclusive ‘en secas’ la vialidad empinada permanece resbalosa y provoca desde una torcedura de tobillo hasta fracturas tras las fuertes caídas y resbalones de los vecinos.

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