Una nueva derrota, un nuevo ridículo pesa sobre los hombros de Jesús Ruiz Higuera, el melolengo que “dirige” el PAN Puerto Vallarta. Suma Ruiz a su vergonzoso palmarés político su fracaso total de su candidato Humuerto Muñoz, su incapacidad para proyectar a su vástago José Pablo a un puesto de elección; una tormentosa vida familiar --que se asomó a su vida pública-- y ahora el fracaso de su intentona por expulsar a 100 de sus compañeras y compañeros de partido --a quienes acusó de “traidores”--.
Jesús no tiene, como su hemano Pedro, la justificación de haber actuado pedo. Y únicamente se dedica a pasear por el lodo el legado que dejara su padre, el legendario don Guillermo Ruiz Vázquez, quien debe estar revolcándose en su tumba ante las PANdejadas de su hijo lelo. Y es que ayer, la Comisión de Orden del Consejo Estatal panista resolvió casi un centenar de casos originados en Puerto Vallarta.
La Comisión actuó bajo la presión que militantes panistas como el abogado Francisco “Paco” Vallejo, ejercieron, ya que el plazo para la resolución de los casos venció hace casi 40 días con lo que prácticamente todos los procesos serían inválidos en sus fallos si las y los afectados deciden acudir a tribunales ante la violación de sus garantías políticas.
La Comisión Estatal de Orden del PAN Jalisco determinó la expulsión de únicamente siete de las y los “acusados”, encabezando la lista los ex regidores Iris Ulloa; Guillermo Salcedo Contreras, Arturo Dávalos; Héctor Gallegos de Santiago; Ricardo René Rodríguez y Santiago Centeno Ullín. La y los expulsados pueden acudir en cuanto sean notificados a la instancia judicial en donde le será muy difícil al PAN sostener sus argumentos.
Vergonzoso Final
del Sueño Panista
Además de los pleitos internos, las y los panistas están enfrentando un asunto terrible: El final del pago de quincenas. Por más que muchas y muchos de manera indigna se aferraron a los cargos estatales y federales --e incluso se pusieron a las órdenes de los nuevos jefes priistas. El Gobernador dio la orden a sus representantes de liquidar a quien no quisiera irse y ahora lo harán con el rabo entre las patas. Pocas y pocos tuvieron la dignidad de Ricardo Ponce Ibarría, quien dejó el Registro Público de la Propiedad sin aspavientos estampando con orgullo su firma en la renuncia. Ese tipo de actitudes son las que diferencian a quienes son panistas nomás por los huesos y a quienes son militantes de verdad.
Es un triste y lamentable final del sueño panista, no se van los corren como perros.
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